Un día de desgracias, ¿Qué más podría salir peor? [Priv] {+18}

Un día como cualquier otro, el ir y venir sin ningún sentido aparente en mi vida, solo podía suspirar pesadamente mientras iba caminando rumbo a mi escuela, realmente no tenía ánimos de nada, solamente quería una cosa, estar en mi casa acolchonado con Sebas mi pastor alemán mientras acariciaba a Nicola, mi gata un poco gorda de color blanco, eran los únicos que me hacían caso, en la escuela bueno… ¿Qué puedo decir? Solo era un pobre infeliz que era abusado a sus dieciséis años de edad por sus compañeros, por mi apariencia siempre era así, siempre decían que debía haber nacido mujer, que la apariencia era esa, inclusive una vez en clase de gimnasia robaron mi uniforme y me dejaron el de una chica para que lo usara… me había visto forzado a usarlo…

-Ahg…no sé para qué recuerdo eso…- Ahora se me miraba algo abatido con una gota sobre mi cabeza al recordar aquello, creo que me hacía mal el solamente querer estar en mi casa con Sebas y Nicola, solo me quedaba la resignación del día a día e intentar ser amable con todos como de costumbre, quería creer, o mejor dicho, eso hacía, creía completamente inocente que en algún momento me dejarían de liar la vida y serían buenos conmigo, tal vez me pasaba de inocente con aquel pensamiento pero quería creer en la humanidad y eso hacía tontamente.

…El día había sido igual de tonto que siempre, bueno, con la excepción de que me habían vuelto a ocultar mi uniforme luego de la clase de deportes y se habían burlado de mi almuerzo que me habían quitado antes de darme la oportunidad de irme corriendo a la azotea como de costumbre y habían visto el cómo era, algo infantil y femenino… no era mi culpa, mi hermana mayor siempre me había enseñado a hacer así las cosas y ahora que no estaba en casa y que como siempre mis padres estaban fuera, bueno, solo sabía hacer de esa forma la comida…

-Me pregunto si algún día me respetará alguien…- Intentaba contener las lágrimas mientras iba de vuelta a casa aún con el uniforme de chica, en esta ocasión no había podido encontrar mi uniforme y me había tenido que quedar con la falda… ni iba mirando el camino, solo vi cuando una cola negra paso frente a mí, un gato negro con manchas blancas, era algo así como ver una vaca invertida pero más flaca, me llamó la atención y la comencé a seguir tontamente hasta brincar una barda de un terreno baldío, y todo hubiera salido bien de no ser porque bueno… la falta se había atorado y realmente ya no me podía bajar de ahí y ver la altura me comenzaba a marear haciendo que se formaran dos remolinos en mis ojos y comenzará a girar un poco mi cuerpo por el mismo mareo.

Hacía tiempo que buscaba alguna presa con la cual poder tener algo de placer, pero era bastante difícil encontrar alguna que me acabara de convencer. No quería beber la sangre de nadie en ese momento, solo quería tener a alguien a quien poder hacerle sexo quisiera el otro o no. Paseaba por la ciudad buscando a alguien que se adaptara a mis gustos, hasta que vi a una chica con un uniforme de gimnasia. De esos que les suelen dar en las escuelas, poco me importaba la verdad pero no iba a dejar que una presa tan indefensa se me escapara. Me relamí los labios mientras empezaba a seguir la chica la cual parecía estar siguiendo a un gato negro con manchas blancas.

Iba con una camisa negra y unos pantalones del mismo color. Me gustaba bastante el negro y el azul, pero en ese instante solo pensaba en secuestrar a esa chica. Mientras la seguía, su falda se atoró en una barda. Pobrecilla, se atoraba y ahora iba a ser violada por mi. Me acerqué a la chica y la agarré rompiendo su falda al haberse quedado atorada. Luego le puse un paño con cloroformo en la nariz para que lo oliera. Iba a quedarse dormida quisiera o no. La cargué por encima de mi hombro y me la llevé hasta mi casa. Tenía una habitación preparada con todo lo que le iba a hacer a la niña.

Le arranqué la ropa y observé que era un chico, cosa que poco me importaba ya que iba a tener sexo con este quisiera o no. Le agarré de las manos y le até con unas cuerdas. Ate sus brazos bien fuerte a su torso y le puse una venda en los ojos. Le puse también un anillo para su miembro, así no se podría correr inmediatamente y disfrutaría bastante. La cuestión era que mas ponerle, pero de momento con lo que le había puesto era suficiente por el momento. Le puse un collar del cual colgaba una cadena para poderlo tener mejor controlado. Le di un pequeño beso en los labios y esperando a que despertara. Saqué una pistola mientras le apuntaba al chico con este. -Bueno, ahora eres de mi propiedad, así que mi placer será tu placer y mis necesidades las tuyas.- Le dije mientras le seguía apuntando indiferentemente de si estaba escuchando o no.

Le jalé de la cadena para acercarlo a mí y le volví a dar un beso. Introduciendo mi lengua en su interior buscando jugar con la contraria y divirtiéndome bastante. Mi miembro me empezaba a apretar los pantalones, pero no por ello iba a dejar de besarle aún. Separé mis labios de los suyos, uniendo mi lengua con la suya por un fino hilo de saliva. Luego le lamí el cuello y volví a apuntarle con la pistola en la cabeza mientras tiraba de su cadena para hacer que quedara a la altura de mi miembro. -Supongo que no hace falta que te diga que tienes que hacer, ¿no?- Dije con el miembro bien duro y a punto para que el otro intentara desabrochar el pantalón de mi pantalón y bajara mis pantalones junto a los bóxers negros.