esquiar, choza, entre otras cosas[arcueid,mystogan][libre]

El frío nunca fue mi mayor enemigo, solía nadar en lagunas durante una ventisca o cuando las burbujas congeladas comenzaban a formarse debido a la baja temperatura. Pero incluso si se encontraba completamente congelado, mi cuerpo podía resistir dicha molestia que en su mayoría la gente normal puede llegar a morir al no tener la misma resistencia que un ser no-humano. Sentía lastima por todas las personas que se perdían de un buen baño en las altas montañas como lo eran Hakobe. Tenía que visitar el pueblo, hacía tiempo que no salía de vacaciones y mis piernas rogaban el movimiento en el exterior para fortalecerse y serme de mucha ayuda. Además de los deliciosos dulces que solo vendían en éste lugar. Solo se lograba conseguir en Hakobe, si se llegaba a exportar su sabor se perdía pues tenía que estar en temperaturas demasiado bajas para poder disfrutarse mucho mejor siendo un problema para nosotros los extranjeros que vivimos en pueblos o ciudades con temperaturas que incluso llegan a sobrepasar los ochenta grados.

– ¡Me llevo éste! ¡Ah, y éste también! Mmmm ese se ve delicioso así que me llevare unos cuantos de este–le indicaba a la encargada de la tienda cuya paciencia comenzaba a perder por mi culpa. Ya llevaba al menos dos bolsas con distintos tipos de dulces, no me iba a ir con las manos vacías. Mientras seleccionaba unos cuantos más, escuche la conversación de dos personas. Aparentemente el pueblo estaba en crisis, los espectros finalmente habían decidido comenzar con su aparición en el peor de los momentos, parecía que su pueblo al que tanto amaban sería desalojado si no se hacía algo antes. No podía permitir que eso pasara, es el único lugar donde venden estos dulces.

La señorita me entrego mis bolsas de plástico con los últimos dulces que había seleccionado y finalmente me marche del lugar no sin antes pagar lo que debía, además de deliciosos muy baratos. Introduje un dulce con forma de flor y que además tenía el relleno cremoso de fresa saboreando su delicioso sabor. Lo hubiese disfrutado más de no ser por el idiota que chocó conmigo y que casi me provoca un ahogamiento. Tosí un par de veces antes de mirar a la persona responsable de aquello. – Cof…casi me matas…–era el chico de cabellos azules que conocí en Akane. El chico hada. – ¿Qué haces aquí? Creí que te habías regresado a…no recuerdo donde habías dicho pero sabes a lo que me refiero–di un par de golpes a mi pecho para finalmente tragar de forma no letal el dulce que casi me mataba.